El acto, al que asistieron los principales representantes el Sector Marítimo del País Vasco, que llenaron por completo el aforo del Salón de Grados de la Universidad, estuvo presidido por el Mgfico. Rector de la Universidad de Deusto P. Jaime Oraá S.J.
La presentación del libro, me la encargó a mí el Coordinador de la Escuela, D. José Luis Trueba. A continuación, D. Jose Angel Corres, Presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao, pronunció unas palabras en recuerdo de la labor llevada a cabo por Javier San José durante su presencia como Vocal en la Cámara durante 25 años.
Javier San José, nos explicó posteriormente los motivos que le habían impulsado a escribir el libro, describiendo algunos de los muchos temas que se tratan en él.
Cerró el acto, el Decano de la Faculdad de Derecho, con una glosa de la trayectoria de Javier San José como profesor en la Universidad.
Transcribo a continuación las palabras que pronuncié en dicho acto:
Hablar de Javier San José, su
libro y mis contactos profesionales con él, como yo quisiera, me llevaría mucho
tiempo, pero José Luis Trueba me pide que sea lo más breve posible y no me
queda más remedio que ajustarme al
programa previsto en este acto.
Creo que es interesante, para
comprender mejor el libro que hoy se presenta, el recordar las situaciones que
tuvo que vivir nuestra Marina Mercante a partir de esos años.
Eran los años de oro de la
Construcción Naval y el desarrollo de
las Compañías de Transporte Marítimo. El proteccionismo estatal que gozaban
estas dos industrias, nos llevó, desde las 300.000 TRB de buques entregados el
año 1.965 a más de 1 millon 600.000 TRB el año 1975, cerca de seis veces más
solamente en una década, pasando España a ser uno de los principales
productores mundiales de buques, el cuarto país, detrás de Japón, Suecia y
Alemania. Aquí en el País Vasco, los Armadores, tanto Nacionales como
extranjeros, se disputaban por conseguir una grada para construir buques,
principalmente en la Naval y Euskalduna.
Naviera Artola pasó, de tener
un solo buque en 1.965 a disponer de una importante flota de petroleros y
bulkcarriers. En su libro, Javier
explica claramente y de forma muy amena cómo gestionaron las dificultades que se presentaron en cada
momento para conseguirlo.
En aquellos años, la
matrícula del Puerto de Bilbao era la más numerosa de España, tanto en número
de buques como por tonelaje, con Navieras muy importantes, hoy todas
desaparecidas, como Naviera Aznar, Artola, Bilbaína, Letasa, Marítima del
Norte, Vasco-Madrileña, Vascongada, Vizcaina, etc.
Entre 1.967 y 1.969, se
construyó en Sestao el buque “Loyola” para Naviera Artola: “el triunfo de la fe” como lo define Javier en su libro dadas las dificultades que se presentaron
para conseguir su financiación, y fue en esa ocasión, cuando le conocí
personalmente.
Yo ocupaba entonces el puesto
de Jefe de Inspección y pruebas de la Naval y mi último trabajo en el
Astillero, antes de fichar por Naviera Vizcaina, fue precisamente mi
participación en las pruebas oficiales y entrega del Loyola a Naviera Artola.
Creo recordar que durante la entrega surgieron una serie de problemillas con el
Responsable técnico de Naviera Artola, que fueron resueltos gracias a la
diplomacia y buen hacer de Javier.
A partir de entonces, cada
uno en su Naviera, Javier en Artola y yo en Vizcaina, tuvimos poco contacto;
(éramos entonces dos Navieras “poco amigas”, como él me lo ha recordado en la
dedicatoria de su libro), aunque a pesar
de ser empresas competidoras, mantuvimos una notable colaboración de
intercambio técnico, cuando construimos
buques de la misma serie: los Petroleros Urquiola (Artola) y Orduña (Vizcaina)
en Sestao, y los bulkcarriers de 50.000 Tdas: en Matagorda se construyeron los
de Artola y en Sestao los de Vizcaina.
Recuerdo que con ese motivo realicé un viaje inolvidable a Japón con D. Ramón
Apraiz, persona un tanto peculiar, Director Técnico de Naviera Artola y con mi
compañero Jaime Oliver, que entonces trabajaba en la Oficina Técnica de la
Naval.
Desde Naviera Vizcaina viví
el siniestro del Urquiola, que Javier nos describe en su libro con interesantes
detalles hasta ahora desconocidos, buque del que se recuperó el cuerpo de popa
con la cámara de máquinas y al que posteriormente se le añadió un cuerpo de
carga nuevo en Bazán Ferrol, convirtiéndolo en un bulkcarrier de 80.000 Tdas.
que navegó en la flota de Naviera Bilbaína y que en 1.987 compramos en Naviera
Vizcaina con el nombre de “Urduliz”. Como veis, parte del Urquiola, acabó en
Naviera Vizcaina.
Mi segundo contacto
profesional con Javier, fue con motivo de la venta de nuestros frigoríficos
“Plencia” y “Portugalete” a la Naviera Danesa Lauritzen. Artola acababa de
vender el “Loyola” después de muchos
problemas resueltos brillantemente por Javier, a pesar de su soledad, como nos lo cuenta en el capítulo de su
libro “Exportación de buques”, y pudimos contar en Naviera Vizcaina con su
asesoría totalmente desinteresada, para poder exportar nuestros buques sin
problemas, a pesar de ser una Empresa de la competencia.
A partir de 1.980 y cada uno
desde su atalaya, pudimos ver cómo la política nefasta de liberalización del
transporte marítimo llevada a cabo por el Gobierno de turno, al pasar de un
sistema de protección de bandera a otro de libre mercado, con un sistema de
toneladas/milla, que las Compañías petrolíferas aplicaban a su conveniencia en
perjuicio de los Armadores, sin que las autoridades marítimas lo impidieran
y unido a la crisis del petróleo, fue
acabando poco a poco con nuestra Marina Mercante y con nuestra Construcción
Naval. Recuerdo que con motivo de la crisis del petróleo, varios Armadores
extranjeros que tenían contratados buques petroleros en Astilleros estatales,
anularon los contratos incluso pagando a los Astilleros importantes cantidades
por ello y a pesar de todo, con una política equivocada del Gobierno de
defender a sus Astilleros, los buques fueron construidos y asignados a Empresas
entonces también estatales, como Repsol y la Empresa Nacional Elcano, buques,
que no eran en absoluto necesarios para el tráfico nacional y que expulsaron
del mercado a buques en servicio de Navieras privadas, a pesar de estar
cumpliendo religiosamente sus compromisos de crédito con los bancos. Tanto
Naviera Artola como Vizcaina fuimos víctimas de esta política equivocada.
Varios de nuestros buques
perdieron sus fletes, y se vieron en muchos casos obligados a permanecer
fondeados a la espera de que saliera algún viaje que al menos cubriera su costo
diario.
En los Capítulos del libro de
Javier, “Navegando a coste marginal” y “Velocidad económica óptima”, nos explica clara y didácticamente, lo que
tuvimos que hacer muchos Armadores para poder subsistir.
Y en 1.983, con la creación por parte del Gobierno, de la
Sociedad de Gestión de Buques, la famosa SGB, más conocida como la KGB por sus
sistemas de actuación tipo soviético, se firmó el principio del fin de nuestra
Marina Mercante. Se trató de una verdadera expoliación a las Navieras que
tenían problemas para pagar sus créditos al BCI, pasando sus buques a la SGB,
que los vendió en 1.987 a precios irrisorios a Lexmar, en vez de hacer una quita
de la deuda a sus anteriores Armadores o venderlos a otros Armadores Nacionales
como propuso ANAVE: Esto llevó a la desaparición de muchas Navieras, muchas de
ellas vascas; este es un asunto que se
sale del tema que se me han encargado, pero sobre el que tendría mucho que
contar….Javier en su libro habla de la venta de los buques a LEXMAR, que vivió
en primera persona y nos da datos muy clarificadores...
Al crear el Gobierno Vasco en
1.982 la “Escuela de Administración Marítima”, pasé en 1.984, a pertenecer a su
Consejo Asesor en representación de Naviera Vizcaina, que entonces era la
Naviera más importante, por tonelaje y número de buques del País Vasco y éste
fue un motivo para tratar más de cerca a Javier e intercambiar con él
experiencias vividas en nuestras respectivas Navieras.
He sido testigo directo de
todo lo mucho que él ha hecho por la Escuela durante los cerca de treinta años
en que ambos hemos pertenecido a su Consejo Asesor. En alguna ocasión, he
participado con él en el Tribunal de concesión de becas de la Escuela y he
podido comprobar su enorme imparcialidad y justicia.
Nuestro último contacto
profesional como pertenecientes a “navieras poco amigas”, pero entonces nuestra
amistad estaba ya por encima de nuestras Empresas, fue con motivo de la venta
de los buques petroleros de 130.000 TPM, Tavira e Iranzu de Artola, a Naviera
Vizcaina por imposición de nuestro accionista mayoritario, el entonces recién
creado BBV. Fueron después, nuestros buques Ispaster e Izurza.
Javier en su libro, define
como “rocambolesca” esta venta y no le falta razón…
En 1.989 nuestros contactos
aumentaron al coincidir además como vocales en la Cámara de Comercio, donde yo
entré representando a Repsol-Naviera Vizcaina, y principalmente en la Comisión
de Asuntos Marítimos… y estando él como Presidente de la Comisión de
Legislación y yo en el Comité Permanente de la Corte de Arbitraje. Los dos,
dejamos la cámara hace un par de años después de permanecer en ella más de 20
años…
En Julio de 1.992, dejo
Repsol-Naviera Vizcaina (*) y me uno a Javier para fundar en Octubre de ese
mismo año, la Consultora Bilbao Plaza Marítima, idea surgida precisamente
en la Escuela de Administración Marítima
en una conversación informal que tuvimos con Juanjo Olabaria, entonces Director
de Puertos y Asuntos Marítimos del Gobierno Vasco y José Luis Trueba. Dos meses
después, se incorporó a nuestra Empresa como Socio Manolo Santos, hasta
entonces Director del Puerto de Bilbao.
En Bilbao Plaza Marítima
hicimos muchas cosas juntos, alguna de ellas las cuenta en su libro. Trabajamos
juntos en Guayaquil en un trabajo financiado por el Banco Iberoamericano de
Desarrollo, lo que contribuyó a consolidar más nuestra amistad.
Javier para mí y para los que
le hemos tratado de cerca, es un auténtico profesional, buen amigo y magnífica
persona: siempre dispuesto a ayudar desinteresadamente al que se lo solicita.
Eso sí: pero justo hasta decir basta. Como anécdota contaré, que estando los
dos trabajando mano a mano en Bilbao Plaza Marítima, mi hijo Javier, entonces
estudiante en Deusto en la especialidad Jurídico-económica, se examinó de su
asignatura y como es lógico le dije que le tratara bien….pues bien: a pesar de
mi recomendación, le suspendió con un 4,5…El único suspenso de toda su carrera
fue precisamente en la asignatura de mi amigo Javier San José….que en
Septiembre le dio un notable…
…..Y ¿Qué puedo decir del
libro que hoy se presenta?...No voy a relatar más de su contenido que lo que ya
he mencionado:..Lo he leído de un tirón y como he escrito en su contraportada,
a petición de José Luis Trueba, es un libro escrito por un Profesor
universitario, tremendamente didáctico, que sin duda ayudará positivamente a
las nuevas generaciones que se incorporan al sector marítimo, a los
profesionales que están en activo y un libro de recuerdos y nostalgia a los que
por edad, lo hemos abandonado.
Que lo disfrutéis….y Muchas
Gracias.
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